Ahora que tanto se habla de cerrar televisiones autonómicas o de privatizarlas, los extremeños, que tenemos una pobre, pero honrada, desde hace dos días, como quien dice, no parecen plantearse nada al respecto. Uno apenas la ve, ésta y otras, aunque no presumo de ello porque la televisión me gusta. Veo películas, alguna serie, los informativos y, cómo no, documentales. En Canal Extremadura ponen alguna que otra peli decente, un programa cultural aceptable y poco más. Con todo, lo que más me inquieta, como telespectador ocasional, son algunas fijaciones de la cadena: meses atrás (meses y meses, preciso), con el flamenco; ahora, con los dichosos carnavales de Badajoz. Respeto lo primero mucho más que lo segundo, pero me parece, en uno y otro caso, una tortura someter a los telespectadores, fieles o eventuales, a tanto cante, por autóctono que sea, y a tanta murga, nunca mejor dicho. Aquí hay algo más que flamencos y comparsas. Y más extremeños que los del palomero Celdrán.