Es un adjetivo que usa con frecuencia Rajoy. Se dice tal. Ayer se lo escuché a Josep Ramoneda en la tertulia matutina de la SER, en otro contexto. Se confesaba feliz porque no le habían dado óscars a Cisne negro. No le había gustado la película por "previsible". Añadió que la trama era de "primero de Psicología" (curioso: la premiada, ella sí, Natalie Portman, es Licenciada en Psicología por Harvard). A la psicóloga que tenía al lado cuando la vi, le gustó mucho. Sí, cuestión de gustos. Ahora bien, lo de previsible no me parece un argumento necesariamente en contra. Quiero decir que no todo lo previsible (la actitud de Rajoy sí) es malo. Previsibles, pongo por caso, son los diarios de Trapiello o los poemas de Gamoneda y no por eso dejamos de leerlos. Más allá, por generalizar, previsibles son casi todas las obras de arte, el género poco importa, y a veces es eso lo que buscamos de tal o cual poeta o novelista o pintor o músico: lo previsible. Volviendo a esa celebrada película (desde cuándo los óscars son garantía de algo), no creo que el argumento sea lo único que valora el público que va a verla. Ésa o cualquiera. Supongo que, como toda obra artística, es una suma de elementos diversos lo que la hace ser lo que es, algo complejo aunque no siempre complicado. Hablando de cine...
Uno ve o lee o escucha algo y opina sobre ello, sólo eso. A veces coincides con otras opiniones de gente a la que respetas y en otras ocasiones no. Puede que hasta te identifiques, sin querer, con ideas de personas con las que jamás pensaste confluir. Por otra parte, siendo como somos, algo de lo más previsible.
Uno ve o lee o escucha algo y opina sobre ello, sólo eso. A veces coincides con otras opiniones de gente a la que respetas y en otras ocasiones no. Puede que hasta te identifiques, sin querer, con ideas de personas con las que jamás pensaste confluir. Por otra parte, siendo como somos, algo de lo más previsible.