13.4.11

Tristes

En una preciosa entrada de su blog titulada "Perú", Andrés Trapiello habla de la tristeza. Cita a Foxá y a Vallejo y el uso que ellos hicieron de "tristear" y "tristumbre", respectivamente. Y dice: "Ambas, tristear y tristumbre, son palabras nobles y expresivas. Dicen que entre los esquimales y los islandeses cuentan con sesenta palabras distintas para nombrar la nieve y los escoceses con doce para la lluvia. No se comprende por qué no tenemos más palabras para decir la tristeza, pasando como pasamos en la vida tantos momentos tristes, a menudo en largos periodos de nuestra existencia, sin que conozcamos otro estado que ese de la tristumbre en el que no podemos hacer otra cosa que tristear. Y eso es lo paradójico, sin dejar muchas veces de estar alegres, entrando, saliendo, hablando con unos y con otros sin que nadie note nada, casi sin que lo notemos nosotros mismos, por lo mismo que dijo el propio Vallejo: “Todo está alegre, menos mi alegría”. Podríamos decir, pues, De la tristeza y sus isótopos".
Podría haber recordado que en El arca de las palabras él mismo acuñó el neologismo griste, una evocadora mezcla de gris y triste que bien podría pasar a los diccionarios.
Y ya que hablamos de lo triste y de la tristeza, no estaría de más traer aquí los versos de Piedad Bonnett (de "Los hombres tristes no bailan en pareja") que Luis García Montero utiliza, a modo de epígrafe, en su poema "La tristeza del mar cabe en un vaso de agua" y que a uno le dejaron, hace muy poco, conmovido:  
Y no hay pues mujer más sola,
más tristemente sola,
que la que quiere amar a un hombre triste.