Uno escribe también otro blog. Un blog secreto. Reúne textos que no acaban de ver la luz. Que se quedan para siempre en esa bodega denominada "Creación de entradas". En forma de borrador. Por razones diversas. Casi siempre porque en ellos uno teme ser demasiado directo y, sin pretenderlo, ofensivo. O sólo impertinente. O, en fin, porque uno se dice: total para qué. Sí, soy alguien que duda.
El último borrador, no sé si definitivo, se titula "Amiguitos del alma" y no tiene nada que ver con Camps y compañía. Bueno, algo sí, pero a mucha distancia. A uno le cabrean según qué cosas. Y cierta gente. Sobre todo los que van de listos, como el presunto novelista del inédito post. Nada nuevo.
Como escribir tiene algo de terapéutico, a veces basta con expresar tal o cual opinión para quedarse a gusto. Publicarla ya es otro asunto. Más delicado. El silencio es un arma poderosa. A veces, más que la palabra.
El último borrador, no sé si definitivo, se titula "Amiguitos del alma" y no tiene nada que ver con Camps y compañía. Bueno, algo sí, pero a mucha distancia. A uno le cabrean según qué cosas. Y cierta gente. Sobre todo los que van de listos, como el presunto novelista del inédito post. Nada nuevo.
Como escribir tiene algo de terapéutico, a veces basta con expresar tal o cual opinión para quedarse a gusto. Publicarla ya es otro asunto. Más delicado. El silencio es un arma poderosa. A veces, más que la palabra.