12.12.11

Natalia

Ayer cumplió 11 años mi sobrina Natalia; medio cacereña y medio cordobesa, como su nombre. Le recordaba al felicitarla que va con el siglo, lo mismo que su bisabuela Feliciana iba con el suyo: el XX. Soy también su padrino, aunque no creo que esté a la altura de ese difícil cargo honorífico. Y eso que ella está cerca, no como mi otro ahijado, Adriano, que nació y vive en Bruselas.
Desde pequeña, Natalia es una lectora voraz. Sin ser de la Casa de Alba, compartimos también la afición por las jaquecas, que padecí de niño, como ella. Ojalá se le pasen, como de joven me ocurrió a mí.
Nunca olvidaré la mañana en que su padre, mi hermano pequeño, le dijo al nuestro, pocos días antes de morir, con la voz entrecortada, que iba a ser de nuevo abuelo. No sé si Ramón llegó a darse cuenta; eso sí, sonrió.