La otra mañana estuve, según costumbre, en la librería Víctor Jara de Salamanca. Miré las mesas de novedades, fatigué debidamente las estanterías, me subí a las escaleras (cada vez con más cuidado) para rebuscar en lo más alto, ojeé y hojeé... En la sección de Poesía, al lado del libro de Álex Chico, estaba medio escondida la antología Tenían 20 años y estaban locos. Comenté aquí algo sobre ella, aunque muy de soslayo, lo que no me impidió un buen pescozón, en forma de carta privada (que, por cierto, me ofrecí a publicar), por parte de una de las editoras concernidas. Se ve que la diplomacia no es lo mío. O que la susceptibilidad es más que un tópico del gremio.
Confieso que me descolocó un poco que Martín López-Vega, un tipo con criterio (coincida o no con el tuyo), defendiera con tanto ahínco ese nuevo florilegio, pero... Túa Blesa, en El Cultural, fue menos efusivo. Pues bien, la tuve entre mis manos un rato, lo que me permitió comprobar algo en lo que uno, despistado como es, no había caído: que entre los poetas allí incluidos está María M. Bautista. Ese hecho me hizo reconsiderar en el acto mi ingrávida crítica a esa empresa lírica liderada por otra poeta, Luna Miguel, tan renombrada como la del reproche. Los de Nevsky Prospects anuncian prólogo suyo al frente de la Prosa completa de mi amada Anna Ajmátova.
Los poemas de M. Bautista, cuatro o cinco, bastan para justificar que el libro, por lo demás muy bien editado por La Bella Varsovia, exista. Y seguro que no son los únicos dignos de tal nombre.
Ah, leí por curiosidad los de Constantino Molina, lo que me permitió constatar que a este hombre de mil oficios le gusta provocar y sabe cómo hacerlo.
Al final me fui con Una habitación en Holanda bajo el brazo. No, el frío salmantino no da para según qué experimentos.
Confieso que me descolocó un poco que Martín López-Vega, un tipo con criterio (coincida o no con el tuyo), defendiera con tanto ahínco ese nuevo florilegio, pero... Túa Blesa, en El Cultural, fue menos efusivo. Pues bien, la tuve entre mis manos un rato, lo que me permitió comprobar algo en lo que uno, despistado como es, no había caído: que entre los poetas allí incluidos está María M. Bautista. Ese hecho me hizo reconsiderar en el acto mi ingrávida crítica a esa empresa lírica liderada por otra poeta, Luna Miguel, tan renombrada como la del reproche. Los de Nevsky Prospects anuncian prólogo suyo al frente de la Prosa completa de mi amada Anna Ajmátova.
Los poemas de M. Bautista, cuatro o cinco, bastan para justificar que el libro, por lo demás muy bien editado por La Bella Varsovia, exista. Y seguro que no son los únicos dignos de tal nombre.
Ah, leí por curiosidad los de Constantino Molina, lo que me permitió constatar que a este hombre de mil oficios le gusta provocar y sabe cómo hacerlo.
Al final me fui con Una habitación en Holanda bajo el brazo. No, el frío salmantino no da para según qué experimentos.