29.1.12

GHB: popurrí

"No sé si he perdido fe en las posibilidades de la palabra, pero sí creo que a menudo el lenguaje es insuficiente, a veces por su malversación, a veces por sus carencias. De ahí la importancia de la literatura y de ahí su necesidad".
"La verdad literaria es la verdad personal del sentimiento y la verdad personal del pensamiento, que son las que nos dan sentido como individuo. Decía Godard: “La fotografía es verdad, el cine es verdad 24 veces por segundo”. En ese aspecto es en el que puede decirse que la literatura es verdad, la verdad que permanece".
"Creo que la magnificación publicitaria, que es una tendencia casi infantil, termina volviéndose insignificante a fuerza de reincidencias y de hipérboles. Cuando todo es superlativo y supercomparativo, el grado más certero es el positivo: humilde y neutro. Siempre que me encuentro una frase de ese tipo, “uno de los mejores libros”, me gustaría saber cuáles son los otros cuatro o cinco libros mejores equivalentes, porque tiendo a pensar que es una comparación en el vacío, que es uno de los mejores libros, pero en sí mismo, sin otros similares, una suerte de “unus inter pares” pero sin “pares”, o sea, solo “unus”, menos numeral que indeterminado".
"Creo que la repercusión literaria de los premios, si la tienen, o es efímera o no es mérito del premio. He tenido la fortuna de contar con editores amigos, como Fernando Pérez o como Ángel Campos Pámpano y Manuel Vicente González y Del Oeste Ediciones. No aspiraba a más: el sosiego de la provincia y la fluidez editorial. Luego surgió Tusquets. Tanto mejor". 
Palabras de Gonzalo Hidalgo Bayal, de una conversación con Javier Morales Ortiz.