Lee uno poca novela. Poca narrativa en general. Aprovecho el verano, las largas vacaciones que perderemos también, para disfrutar de la lectura de unos libros que suelen ser gordos y con los que, casi siempre también, hay que tener paciencia. Por las digresiones y tal. Ya tengo apartados varios. Trilogía de la ocupación, de Modiano, por ejemplo, del que ya he leído el espléndido prólogo de José Carlos Llop. O Muerte del inquisidor, de mi admirado Leonardo Sciascia. Lo compré hace tiempo, pero, no sé por qué, se me resiste. Esta vez, no por su volumen.
De Seix Barral, y gracias a Nahir Gutiérrez, esperan cuatro: Al este de Occidente, del búlgaro Miroslav Penkop (que no sé si llegará a julio); los Cuentos Completos, de William Goyen, y los dos recién publicados de Hans Fallada: El bebedor y En mi país desconocido. Diario de cárcel, 1944. Este hombre, de vida singular, merece ser escuchado. Seguro.