“Tanto espacio para un solo miedo”, anotó Elias Canetti tras visitar a Thomas Bernhard en su granja, Vierkanthof, situada en una aldea de la Alta Austria. En esa anotación, nos cuenta Ignacio Echevarría en El Cultural, "registra con detalle el gusto casi patológico por el vacío que reflejaba el escaso y austero mobiliario de la granja, con la mayor parte de sus habitaciones sin ocupar".
(Nota: la fotografía está tomada de esta página)