Andrés Trapiello, tantas veces acusado de reaccionario (y cosas peores), se pone de nuevo a la vanguardia, mal que le pese, y abre una caja en su blog para que sus lectores se suscriban o donen dinero por leerlo. En su entrada "Mucho y poco, poco o mucho" escribe: "Desde hoy figurará aquí al lado una caja (alguien verá acaso en ella el platillo del zíngaro, del juglar, del artista ambulante, y también tendrá razón), donde los lectores que quieran puedan dejar lo que consideren oportuno, poco o mucho, tasado por su discreción. Me parece bien que cada cual quiera vivir de su trabajo, si este es honrado, y buscar el modo para seguir haciéndolo como hasta ahora, libre de los patrocinadores y de la publicidad, y no hay mucho más que añadir a esto. Si lo que lees cada día en esta página te gusta y consideras que debe ser retribuido para hacerlo posible, te lo agradeceré. Habrá también, supongo, quienes piensen que no van a pagar por aquello que seguirá dándoseles gratis o que está fuera de lugar pedirlo o que crean que tampoco vale tanto como pagar por ello. ¿En este caso qué podría hacer yo, sino encogerme de hombros y seguir mi camino? Quede esto entre nosotr*s, nada más".
Hoy, día de inocentadas, vuelve sobre el asunto en otra entrada, "Inocentes del mundo entero", aprovechando su relectura de las cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Theo: "¿Qué quieres decir? ¿Ganarme el pan o merecérmelo? No merecer el pan, ser indigno de él, es un delito, pues todo hombre es digno de su pan. Pero ser incapaz de ganarlo, mereciéndolo, es una gran desgracia. De manera que si lo que me estás diciendo es «no eres digno del pan que comes», me estás insultando. Pero si haces la justa observación de que no siempre lo gano, que a veces no lo tengo, tendrás razón, pero en ese caso, ¿qué sentido tiene la observación? Si lo que dices es sólo eso, no me lleva a ninguna parte".
Uno sigue dándole vueltas a la idea.