"Un paisaje, un acontecimiento, una experiencia vividos a toda
velocidad, son distintos si se viven con lentitud: se encuentra uno con
esa experiencia como si fuera la primera vez. Para conseguir esto basta
con seguir los pasos del personaje de Buñuel, bajarse de la vida veloz y
abrazar la vida lenta.
La lentitud. El desplazamiento a escala humana nos permite practicar
la arqueología interior, hacer un viaje hacia adentro en busca de
astillas y fragmentos que nos conduzcan hasta un descubrimiento crucial
que termine reorientándonos la vida; un descubrimiento que difícilmente
vendrá del exterior. No sé si sea exagerado decir que tanta velocidad
nos impide conocernos.
La vida lenta. Hacer largas caminatas mientras se ensaya esa
arqueología interior, conversar sin prisa y de manera arborescente,
contar historias alrededor del fuego, observar con mucha atención,
durante mucho tiempo, cómo se mueve la hoja de un árbol, o de qué forma
pasa el viento sobre la hierba, porque ahí está la verdadera
información, la verdadera noticia que es el misterio del mundo". Jordi Soler, "La lentitud", El País.