Miguel Ángel Lama explicó en su blog la génesis de este libro que ahora, tras hacerme eco aquí de su salida, tengo por fin en mis manos. Gracias a él.
Artículos y ensayos, de Fernando Tomás Pérez González, aparece en el sello del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, colección Magistri, y si bien bonito, en rigor, no es (al menos por fuera), tiene empaque. Por sus dimensiones, el abundante número de páginas y, cómo no, su tapa dura.
La idea de reunir los artículos y ensayos de Fernando Pérez es del todo loable y pertinente. Para algunos, ya tardaba. No abundan entre nosotros empeños así.
Los editores, Asunción (Susi) Fernández Blasco y Fernando Pérez Fernández, mujer e hijo mayor del autor, han divido el libro en dos partes: "Contribuciones a la historia del pensamiento español" y "Edición y crítica".
En el prólogo, que firma FPF, y uno ha leído con el corazón en un puño, se hace alusión a la modestia, tenacidad y discreción del autor, un investigador sistemático, y a sus aportaciones, llenas de profundidad, rigor y coherencia, sólo aparentemente modestas. No en vano compaginó esa vocación (que iba de la historia a la literatura, de la ciencia a la filosofía, del periodismo a pedagogía) con su tarea docente y, más adelante, hasta su prematura muerte, con su trabajo gustoso como editor, el mejor que hayamos tenido por estos lares.
Se recuerda su gravedad, que disimulaba con una aguda ironía, y su carácter serio, pero jovial. Se mencionan algunos nombres propios (maestros, colaboradores, amigos, etc.) y algunos versos convertidos en lemas que supo hacer suyos: el machadiano "Hacedme / un duelo de labores y esperanzas. / Sed buenos y no más, sed lo que he sido / entre vosotros: alma. / Vivid, la vida sigue / los muertos mueren y las sombras pasan; / lleva quien deja y vive el que ha vivido", y el "Recuérdalo tú y recuérdalo a otros" de Luis Cernuda.
En la primera parte del libro aparecen, entre otros asuntos, José Álvarez Guerra, el bisabuelo de los Machado, a quien dedicó "su obra de mayor envergadura" (FPF dixit); la enseñanza y liberalismo o la enseñanza y la Ilustración; los periódicos y la literatura efímera (que tanto le interesó); los elementos hebraicos en la Biblioteca de Barcarrota; más sobre la educación en el XIX; y el pensamiento en Extremadura durante el tránsito del XIX al XX (y la recepción de la modernidad).
En la segunda, un ensayo sobre el Ferlosio de Gonzalo Hidalgo Bayal; las relaciones del libro extremeño con la enseñanza (una de sus pasiones); la Biblioteca de Barcarrota (de la que fue pieza clave); el ensayo en Extremadura; su padre, Fernando Pérez Marqués, mucho más que un azoriniano maestro de escuela; el pintor Ortega Muñoz; y, en lo referente al mundo de los libros, acaso su mayor aportación: el estudio, "La Ilustración pasa en berlina", que abre el catálogo de Extremadura en sus páginas, una magnífica muestra que, por cierto, no llegó a ver en el MEIAC.
Cierra el volumen la bibliografía completa del autor.
Echa uno de menos un artículo, descartado -me dicen- por ser de opinión. Me refiero a "Los académicos de Argamasilla", publicado apenas tres meses antes de su muerte en el diario Hoy; una pieza clave de su preciso quehacer que, además de estar escrito en una prosa finísima, tiene algo de testamento literario y moral, dos términos inseparables en la labor intelectual de mi añorado Fernando, un español que pensaba, un extremeño cabal.
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Echa uno de menos un artículo, descartado -me dicen- por ser de opinión. Me refiero a "Los académicos de Argamasilla", publicado apenas tres meses antes de su muerte en el diario Hoy; una pieza clave de su preciso quehacer que, además de estar escrito en una prosa finísima, tiene algo de testamento literario y moral, dos términos inseparables en la labor intelectual de mi añorado Fernando, un español que pensaba, un extremeño cabal.