"Tengo la impresión de que los que ya no viven ahí donde nacieron nunca dejan de tener presente ese lugar ni de preguntarse qué hubiera sido su vida y qué hubieran sido ellos mismos de no haberse ido. (...) es algo que a mí me da vueltas todo el tiempo. Hasta hace poco sentía que los que se iban ganaban lugares en lugar de perderlos, pero últimamente se me ocurre que esa posición más bien optimista ignora el hecho de que irse es una experiencia a menudo desgarradora, sobre todo si uno lo hace solo. Más allá de cuán amables o desastrosas sean tus nuevas circunstancias, ya no estar ahí para acompañar a tu gente (en las buenas y en las malas) es más duro de lo que se tiende a creer." Rodrigo Hasbún. En
"La diligencia del abismo", José Andrés Rojo, Babelia, El País.