JOSE MANUEL ROMERO (EL PAÍS) |
¿Qué pasara hoy en Madrid, en el presunto debate interno sobre la nueva ley contra el aborto? ¿Qué le habrá aconsejado el ocurrente? Veremos.
2. Se refería Álex Grijelmo en su columna dominical del citado diario madrileño al uso que hacen algunos del "yo, mí, me, conmigo". Recelo, como él, de los que abusan del pronombre personal menos necesario de nuestra lengua. Monago lo usa constantemente. Pueden fijarse. A cuanto dice le antecede un prescindible "yo". Por minúsculo que sea.
3. La vecina de página de Grijelmo, mi muy admirada Soledad Gallego-Díaz, recordaba el mismo día al profético Orwell, quien «creía que el caos político está siempre ligado a la decadencia de la lengua y que se podía aportar alguna mejora a la política a partir de la claridad verbal». Por eso, «criticaba la “falta de precisión” y las “imágenes estancadas”». También esas palabras me han recordado al presidente del Gobierno de Extremadura, como con humildad se designa. Lo monaguesco, diríamos.