Miguel Ángel Lama ha publicado en su blog dos entradas muy interesantes. En la primera vuelve sobre la poesía de GHB y a su primer libro publicado, Certidumbre de invierno. Ya he contado alguna vez que en mi corta vida de editor logré arrancar a Bayal un feliz compromiso que quedó, ay, sólo es eso: reunir toda su poesía en un libro. Como Lama, creo que en él hay un poeta, lo que se demuestra al leer sus novelas y relatos.
En la segunda, publica el cancionero disperso en su última entrega, La sed de sal. Ya puestos, el profesor de la Universidad de Extremadura debería recopilar, poco a poco, los versos que aparecen en otras empresas narrativas. Como puede que en un previsible futuro alguien culmine la mencionada iniciativa, estas coplas o canciones podrían incorporarse a esa poesía completa. Siquiera como contrapunto juguetón y gramatical.