26.2.14

Tres libros del sur

Juan Carlos Rodríguez Búrdalo (Cáceres, 1946) publicó en 2006 su poesía reunida bajo el título La luz ardida. Desde entonces no ha dado a la imprenta ningún libro inédito. El que sale ahora bajo el sello del Instituto de Estudios Almerienses, Bóveda y estribo (Poesía escogida), es una antología realizada por el poeta granadino Rafael Guillén que, como reconoce en el brevísimo prólogo, se ha dejado llevar por su gusto a la hora de seleccionar los versos de Búrdalo. Éste echa mano del título de otra antología, del portugués Fernando Pinto do Amaral, para definir su poética: Exactamente mi vida. Como Llop, al que cita, no entiende la poesía sin biografía.
El volumen incluye diez poemas inéditos, algunos relacionados con el paisaje almeriense. No en vano su familia (algo que uno desconocía) procede de Tabernas. 
Tomás Rodríguez Reyes (Sanlúcar de Barrameda, 1981) se estrenó como poeta (sobra el "acaso" en la nota de la solapa) hace cuatro años con un libro titulado El huerto deseado. Ahora vuelve a La Isla de Siltolá con El umbral de piedra, un libro, según creo, más maduro y hecho que el anterior por más que su mundo y su tono sigan siendo los mismos. Las referencias a María Zambrano y Antonio Colinas, maestro dilecto, las más veladas a JR, a la Filosofía (en especial a la clásica) y a la Música (que escribo también deliberadamente con mayúscula), además de a ciudades y escritores italianos, no dejan lugar a equívocos. Poesía grave, la de Rodríguez Reyes, ajena a ironías o anécdotas, meditativa, honda e inspirada, atenta a lo que importa, donde la presencia de la Naturaleza es esencial. 
Quien, acaso, más ha creído en él (en su poesía, quiero decir), el inquieto editor Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, 1964), vuelve a entregarnos una antología de su obra que lleva por título un verso de su admirado Nicanor Parra: Por complacer a mis superiores. Editada por Poesía en tránsito de Ediciones en huida, nos ofrece la doble posibilidad de leer o releer poemas ya publicados en libros o plaquettes y la de degustar inéditos, que en número de seis aparecen al final del florilegio.