27.4.14

Palabra de Felipe Núñez

Ya dimos noticia hace un par de meses de la aparición de Obras, de Felipe Núñez (Plasencia, 1955) e incluso publicamos la "Breve nota previa" que va al frente de ese libro fundamental que Editorial Delirio ha puesto, con la debida valentía, a disposición de los lectores. Desde entonces ha estado uno disfrutando, con calma, de esas páginas dignas de un ser, sin duda, perplejo. Para solitarios y asombrados como él.
1998 es una fecha clave en la vida de FN. Ese año publica su ensayo Para escapar de la voz media (Editora Regional de Extremadura) y reúne su poesía completa en el libro Balizamiento para un aterrizaje nocturno (Calambur), un título que "me persigue desde hace más de veinte años". Ya había publicado cinco: Tris Tras Princesa (1976, plaquette editada en Salamanca por Aníbal Núñez - su referencia literaria, y no sólo, más directa- que contiene poemas de la versión inédita del mismo libro que ganó el premio "Ciudad de Badajoz"), Leticia va del laberinto al treinta (autoedición, 1977), Los Seres y las Fuerzas (autoedición, 1979), Equidistancia (Diputación de Cáceres, 1983) y Nombres o cifras (Editora Regional de Extremadura, 1985). Todos estaban agotados o eran inencontrables. 
La edición de Fabio de la Flor, en perfecta sintonía con el poeta (que, a pesar de las dudas, la consiente y promueve), no sólo recupera esos libros (salvo el primero, que quedó reducido a unos pocos poemas agrupados en el apartado "Poemas de varia colección"), sino que añade, contra Bartleby, un puñado de versos inéditos -fragmentos, parece, de un mismo, extenso poema- que no figuraban en la edición anterior de su poesía completa, y recupera el mencionado ensayo con el ganara el Premio Extremadura a la Creación Benito Arias Montano, así como una serie de textos, artículos y reseñas centradas en la filosofía (materia en la que acabó licenciándose) y el arte (escritos sobre fotógrafos y pintores). 
Todo eso da para las casi quinientas páginas del hermoso volumen de Delirio. "En cuanto al nombre que reúne estos textos, Obras, debo su forma final al valioso consejo de Ada Calvo (precisa FN al tiempo que nombra a su mujer, una persona ineludible: "sólo en su nombre lo real viene escritura"). El singular, Obra, parecía demasiado pretencioso. Obra lo es la cervantina, por ejemplo. Y en cuanto a la compleción o incompleción de tales Obras, también es prudente dejar el asunto indeciso."
Me parece acertada la decisión no ya de agrupar todo lo publicado, que con ser bastante no es mucho, sino de poner al frente una acerada e implacable reflexión que sirve de lema y que define la escritura de FN, un ensayo fundacional que "quiere ser la consigna de una resistencia -patética por floja, por melancólica y por periférica mil veces- frente al caudal del río que nos lleva. Quiere ser un grito inútil de ciaboga, pero inútil no porque no encuentre eco, que tampoco, inútil por incomparable con la fuerza a que se enfrenta". Pero él sí ha logrado escapar de la voz media y, sin excusas ni contemplaciones, nos ofrece, en prosa y verso, una voz personal como pocas, siempre a contracorriente, impetuosa y a ratos violenta, exigente y única. No en vano, nos dice, "esa poética de la mirada inflamable -del ojo combustible- fue siempre, si alguna, mi poética". Nihilista por naturaleza, FN nos confiesa que "apenas sin remedio, la poesía -como yo la entiendo- es del orden de cosas de lo malo genuino". Pero que nadie se asuste. Más allá de la radicalidad -en lo vital ("Si se pide vida, hay que cuidar de que la escritura no entregue, como suele, biografía") y en el pensamiento, que aquí se aúnan con plena coherencia hasta extremos dignos de elogio-, los poemas de FN, "en esa derechura hacia el abismo" en la que parecemos instalados, nos proporcionan una suerte de felicidad nada complaciente, si se me admite la paradoja, en lucha permanente con el sentido ("Es el poema el eminente lavadero donde se purga a la lengua de su pringue de sentido", le dijo una vez a Leopoldo Santos), que, por más que uno lea y relea, nunca cansa. Esa es al menos mi experiencia. Y sé que la de otros. Otros que serán más gracias a esta magnífica edición de Obras que nos facilita de nuevo el acceso a una de las poéticas más desasosegante, legítima e iluminadora que uno haya conocido.