5.4.14

Paseo de la identidad

Luis Bagué Quílez (Palafruguell, 1978) no para. A los libros de ensayo, las antologías, las reseñas y la coordinación de números de revistas -que edita en su condición de profesor, investigador y crítico- se suma ahora un nuevo volumen de poesía, el cuarto de los suyos, Paseo de la identidad (Visor), ganador, a su vez, de otro premio, el Emilio Alarcos, que añade a su palmarés: Ojo Crítico, Hiperión, Unicaja... 
Por abreviar, diremos que se trata de un libro muy americano. Del sur -por lo que toca a Argentina- y, sobre todo, del norte, y no sólo porque recorra lugares de aquel mítico y cinematográfico país. Me refiero a las fuentes, a las lecturas que se adivinan tras los versos que componen las tres partes que lo forman: "Mecánica terrestre", "American landscapes" y "Escala real", donde encontramos, por cierto, frecuentes citas de poetas yanquis.
Libro, sí, que transita irremediablemente por entre "las ruinas" de este fin de época al tiempo que da fe de una "identidad global". Palabras propias de alguien que, mientras viaja y se mueve por el mundo, observa con la debida atención cuanto sucede a su alrededor y, de forma descreída, no sin agotamiento y sin cansancio, con la necesaria ironía y el no menos lúcido desconcierto, acaba traduciendo cuando piensa y ve en agudos poemas desprovistos de retórica y cargados de crítica, en los que no faltan los Starbucks, Palo Alto (que da título a una serie muy significativa), homenajes al cine, una tumba de Colliure, olor a Baudelaire o el arte povera. Y todo a pesar de que ponga en boca de un personaje: "No hay más de lo que ves. / Ni rastro / de ironía, ni sombra / de argumento."
También escribe: "Cierro la eternidad con vistas al vacío. / Me asomo a mi interior.", al final de "Entorno Windows", uno de los mejores poemas del conjunto. O: "Vine a pasar contigo el fin del mundo / y no pasó absolutamente nada." O, en fin: "Las palabras que nos salvan de la vida /son las mismas que pueden condenarnos a muerte". 
Reza en la nota de la contracubierta: "Café mocca o café latte. Lobos marinos o leones marinos. Iguazú o Yosemite. América o Europa. Arte o ensayo. Una imagen o mil palabras. Todas esas disyuntivas convergen en este libro, a la vez paseo por las ruinas del capitalismo y emblema de una identidad global."
Uno, en resumidas cuentas, diría que Bagué Quílez puede estar tranquilo: parafraseando su último poema, "Lost in translation", se ve que no escribe sobre mojado.