Muy oportuno me ha parecido el reportaje de Ricardo de Querol publicado en Babelia sobre la crítica literaria y los blogs. Anuncian más.
Alberto Olmos, por ejemplo dice: "cualquier blog literario que se haga popular tiene un mérito inmenso y deja en ridículo a todos aquellos que firman semanalmente en prensa escrita". Y a quienes recelan del amateurismo de los blogueros les responde: "No hay más inteligencia ni más conocimiento ni más perspicacia ni interés en una reseña profesional (esto es, pagada) que una hecha por amor al arte".
Vicente Luis Mora recuerda: "Solo hay dos tipos de críticos literarios: buenos y malos, escriban donde escriban".
Ana Rodríguez Fischer, crítica en Babelia, novelista y profesora universitaria de Literatura, precisa: "A priori, ni descalifico la crítica que circula en los blogs ni ensalzo sin matices la publicada en los suplementos, porque tampoco estos son homologables entre sí. Pero hay una gran diferencia: la de los suplementos está sometida a filtros, cedazos, jerarquías, contrastes, y por lo general sus autores están acreditados o han refrendado su profesionalidad, lo que no siempre sucede en los blogs".
"Desde Lima, Iván Thays da otro punto de vista: los críticos académicos son más necesarios que nunca, pero el bloguero que tenga un gran capital de lecturas puede alcanzar su misma influencia. Y apunta como fenómeno que Internet se está convirtiendo en un mundo de comunidades, lo que impone una selección: si un blog no es respetado en tu comunidad, no existirá para ti. Al final, señala, quien tiene prestigio fuera de la Red lo tendrá también online."
Ah, estoy de acuerdo con la "regla Bambi": si un libro es malo, mejor no hablar de él.