22.10.14

Spiderman

jmargazki
Estos días veraniegos de otoño, vuelve uno cada tarde del paseo con complejo de Spiderman, por culpa de la multitud de telarañas que penden de árboles, farolas, barandillas, etc. y que te traes pegadas al cuerpo sin remedio. A veces las ves volando al trasluz y tratas de evitarlas. Otras, ese gesto es imposible y las notas en la cara, los brazos o las piernas. 
Pensaba uno que era cosa del río y de sus márgenes, pero no. Los compañeros que suben al Puerto también se quejan de lo mismo. De hecho, basta asomarse a la ventana, ver cómo está el tendedero y comprobar que el mal está muy extendido. En fin, ya pasará.