4.12.14

Poemas del siglo XX

Foto de Sarabel Delgado
No suele uno volver sobre sus pasos, pero me veo en la obligación de hacerlo en lo que respecta a un libro ya comentado aquí, Mapamundi, del poeta asturiano residente en Iowa Martín López-Vega. Quienes se pasan por este rincón saben que nunca comento obras que no haya leído antes (y por entero) y que, de no ser así, lo dejo claro. Es el caso. Apenas hojeado cuando aludí a él, ahora, una vez disfrutado con toda la intensidad que merece, no puedo por menos que recomendar de nuevo su lectura, una de las más ricas y placenteras que recuerdo. A los poemas de los poetas conocidos (de Auden a Seferis, de Simic a Brodsky, de Bonnefoy a Salamun, de Andrade a Herbert, de Milosz a Frost), se unen los de un puñado de (para uno) desconocidos, autores de versos deslumbrantes, de poemas que son auténticos hallazgos. Así, Izet Sarajlić, Michalis Pierìs, Aleš Šteger, Lampros Porfiras, Tomas Venclova, Rui Knopfli, Ivan V. Lalić y Radmila Lazic (impresionante su "Dorothy Parker Blues"). O Nikola Madzirov, aunque éste sí sea un viejo conocido.
Escribo un nombre aparte, aunque me dé un poco de vergüenza venir a estas alturas con estas: el del serbio Vasko Popa. Ya estoy deseando volver como es debido sobre su poesía completa, publicada en España por Vaso Roto: El cansancio ajeno.
Es destacable la labor de López-Vega y no tanto por ser el traductor, sino más bien por haber logrado acertar en la elección de las piezas de este extraordinario puzle. Se constata que no es un lector nada común, además de un extraordinario divulgador de la poesía. Consigue, con la debida naturalidad, transmitir al lector la pasión que él mismo siente por ese arte pobre, pero poderoso.
Una de sus últimas salidas a escena es elocuente en este sentido. Se trata de una cerrada defensa de Ashbery que ha publicado en su blog, a partir de algunas maldades recientes sobre el poeta norteamericano; entre ellas, me temo que una publicada aquí.
Después de decir que "No hay soledad pequeña", Ritsos se pregunta: "¿Cómo hacen los hombres para vivir sin poesía?" Y Christianopulos, por su parte: "¿existe trabajo más fatigoso que la poesía?"
Destaco, en fin, la perspicacia del editor, Javier Sánchez Menéndez, que ha tenido el acierto de acoger en el catálogo de Siltolá a este pequeño gran libro. De esos que siempre hay que tener a mano. Porque nunca se acaban.