Daan Leonne |
Uno, descendiente de viejos cabreros viandareños y veratos que cuidaban sus rebaños en la Sierra del Chivetín, en las estribaciones de Gredos, no acaba de encajar que se use la palabra que define a ese antiguo y noble oficio para designar a tanto compatriota sin valores cívicos y sin sentido de la urbanidad por culpa de la pésima instrucción pública que padecemos desde hace años y más que vamos a padecer si la ley Wert, supresora de la educación para la ciudadanía, sigue adelante. No se olvide: nuestros alumnos de hoy son los padres de mañana.
En fin, no es la primera vez que lo digo aquí. Marsé tampoco ha sido el primero en afirmar: "España es un país de cabreros, joder." Su amigo Gil de Biedma habló de "un intratable pueblo de cabreros", sí, y, antes, su maestro Cernuda se refirió a España como "tierra de cabreros". Aun comprendiendo el fondo de la cuestión y el sentido en que se dice, me vuelve a doler esa ofensa que afecta a personas honradas que han de trabajar duramente. Hasta que esa labor dure, que no será por desgracia mucho. Más allá, ¡claro que damos pena! Como país, digo. Qué va a decir un maestro de escuela. Por cierto, me temo que la profesión más denostada de España después de la de cabrero.
En fin, no es la primera vez que lo digo aquí. Marsé tampoco ha sido el primero en afirmar: "España es un país de cabreros, joder." Su amigo Gil de Biedma habló de "un intratable pueblo de cabreros", sí, y, antes, su maestro Cernuda se refirió a España como "tierra de cabreros". Aun comprendiendo el fondo de la cuestión y el sentido en que se dice, me vuelve a doler esa ofensa que afecta a personas honradas que han de trabajar duramente. Hasta que esa labor dure, que no será por desgracia mucho. Más allá, ¡claro que damos pena! Como país, digo. Qué va a decir un maestro de escuela. Por cierto, me temo que la profesión más denostada de España después de la de cabrero.