21.2.15

Postureo cultural

Nunca me había dado por imaginar que iba a llegar el día en que coincidiera en algo con Tomás Martín Tamayo, uno de los tipos más aviesos con los que uno se ha cruzado en la vida. Reconozco, sin embargo, que ha estado bastante fino en el análisis que ha publicado en su blog bajo el título "Extremadura, fiasco cultural". No sé si a propósito (este hombre no da puntada sin hilo), se olvida de la edición de libros y de todo lo relacionado con ellos, que, con ser fundamental, abarca mucho más que el capítulo de bibliotecas. La Editora Regional, por ejemplo; una institución ineludible cuya gestión tanto criticó en su día y de la que hablaba, por cierto, hace poco en su citado blog (como ya no colabora en el HOY, he aprovechado para echar un vistazo): "una novela mía, que estuvo con las finalistas de cuatro premios nacionales -entre ellos el “Ciudad de Badajoz”-, fue aceptada en la Editora Regional, pero después de muchas dilaciones y engaños, la tierna florecilla poética que la dirige, me dijo que “con gran pesar” no la podía publicar. ¿Es mala? ¡No, me ha encantado!".
Entonces -vuelvo a su "fiasco"- él era uno de los madamases del Partipo Popular de Extremadura; uno de los llamados a ser algo (¿otra vez consejero de Cultura?) cuando aquella formación alcanzara el poder. Aunque -con la ayuda de IU- lo consiguieron, no fue así. Luego... Un revés puede aclarar las ideas. El rencor aporta a veces lucidez. Otro, sí, en el ostracismo.
Hace mil años (bueno, 33), firmamos juntos (nuestras rúbricas estaban, por casualidad, al lado) el "Manifiesto palmario, horrible, pero necesario, sobre el arte rupestre del siglo XX en el Oeste de España". Habría que ir preparando la edición de esta centuria. Por ahí volvemos a estar. Postureo mediante.