29.5.15

Hotel Origen

Javier Vela, madrileño de 1981, aunque gaditano de infancia y primera juventud (en Cádiz trabaja como coordinador general de la Fundación Carlos Edmundo de Ory), es autor de los libros de poesía La hora del crepúsculo, Tiempo adentro, Imaginario, Ofelia y otras lunas, así como de la novela Nada alrededor; libros que consiguieron premios como el Adonais, el Loewe a la Joven Creación o el de la Crítica Madrileña. Como traductor se ha ocupado de obras de Moréas, Laforgue, Rodenbach y Hémon. 
Hotel Origen es también fruto de un galardón, el 'Emilio Prados', concedido por un jurado que presidía Pablo García Baena y donde estaba, entre otros, Carlos Marzal. El editor formó parte del tribunal: Manuel Borrás, de Pre-Textos. Esta es la primera sorpresa de la obra: lo bien impresa que está y lo bonita que es. Marca, sí, de la casa. No es la única. Vela elige a Amara como protagonista de una historia de amor compuesta mediante un largo poema único dividido en 86 fragmentos (habitualmente sin título) que, contra lo que suele ser habitual en este difícil subgénero poético, no está escrita desde el desamor ("se canta lo que se pierde"), sino desde el amor mismo, en pleno estado de enamoramiento, lo que le da a estos poemas un tono inspirado que a veces nos recuerda al de los salmos. Poesía amorosa, sin duda, levemente erótica (léase el fragmento 49), donde prima la frescura (en más de un sentido), la transparencia (de una luminosidad que se acompasa muy bien con el blancor externo del libro), lo natural (ése es el tono) y, cómo no, la felicidad. "Así el amor nos llega, sin aviso", escribe. O: "Es el amor: así es como sucede".
Al leerlo, uno se imagina casi siempre en la cama -verdadero lugar simbólico del libro, diría-, entre sueños (en sus dos acepciones), lo que me ha llevado a recordar el famoso verso de Gabriel Ferrater: "La tierra gira y las mujeres duermen".
No parece, como escribe Vela, que "Todo poema esconde un crucigrama". O este es muy fácil o no hace falta ser muy listo para comprender el verdadero alcance de este libro feliz y confiado por más que uno lea: "Amar es ser consciente / de que el amor se mide por sus límites. / Es aceptar su pérdida." También que "Mi hogar / es el instante". Con ser cierto, el poeta afirma: "Cada mujer amada vanamente / no fue sino un escollo / para llegar a ti. // Toda mi vida ha sido una mudanza / de cuerpos indistintos / en pos de tu certeza." Y esto lo que importa. O lo que importa más. Se alegra uno, en fin, de haber pasado unas horas en el Hotel Origen, en tanto que privilegiado huésped de una ajena, pero preciosa, histoire d'amour.