El Periódico Extremadura |
No creo que uno hubiera podido aportar nada mejor al libro conmemorativo del primer encuentro placentino de Centrifugados, en el que me tocó moderar una mesa redonda sobre la edición de poesía en España, que este poema inédito que sólo ahora me he atrevido a concluir y publicar; dedicado al que fuera cabal director de la Editora Regional de Extremadura durante una década fructífera y, sobre todo, un amigo. Lo publico aquí hoy, el día en que se cumple el décimo aniversario de su muerte.
MANOS ALBAS, 7
En memoria de Fernando T. Pérez González, editor
No es
sencillo sentarse cada día
en la butaca
que ocupaste tú.
Sobre la
mesa, la carpeta negra
donde anotabas
los originales.
Levanto la
cabeza. En la ventana,
la mirada se
pierde en el vacío.
Veo el mundo
pasar con la conciencia
de que todo
claudica ante la muerte.
En la pared,
el cuadro que elegiste
para
rememorar otros recuerdos:
un paisaje
extremeño de dehesas
que a su modo
recrea el infinito.
Enfrente
están los libros que editaste
con
minuciosidad y con paciencia;
sobrios,
sencillos, elegantes, limpios,
cargados de verdad y de belleza.
Pero me
faltas tú, mi buen amigo,
y tu
conversación, y tus silencios;
esa forma de
estar que era también
tu manera de
ser: el pensamiento.
Mérida,
noviembre de 2005
Plasencia,
marzo de 2015