Así se titula el primer libro que publica Julia Lama, cacereña del 91. Ve la luz en la Editora Regional de Extremadura. Ella es graduada en Comunicación Audiovisual y se presenta a sí misma como "ilustradora, animadora, dibujante y devoradora de cómics".
Se ve que la nostalgia por el lugar natal, cuando se vive lejos de él, sigue siendo una constante, algo que uno presuponía ajeno a esta joven generación viajera por voluntad o, ay, por obligación. Es verdad que no todo el mundo ha tenido la suerte de nacer en una ciudad tan bonita como la suya. Por eso le ha dedicado este diario de viaje o travelogue, una suerte de breve novela gráfica, un paseo dibujado a través de los sitios que prefiere fechado en las Navidades de 2014. Mezcla en él las anotaciones personales y autobiográficas (que a veces se remontan a la infancia) con las sugerencias y recomendaciones que todo visitante foráneo debería verificar al recorrerla. Sus paseos por el Parque del Príncipe con sus perros (en especial por la zona que ella llama el "Parque Recóndito", una denominación con aires bayalianos) y por el Paseo de Cánovas, por la Plaza Mayor y la Parte Antigua (con páginas deliciosas dedicadas, por ejemplo, a los aljibes o a La Judería), sin olvidarse de La Montaña.
Extremeños cosmopolitas como Julia Lama son los que necesitamos. Gente abierta, sí, pero que, en este mundo globalizado, no ha perdido sus raíces, si es que se puede seguir utilizando este delicado término sin ofender. No hablo, que quede claro, de localismos, regionalismos o nacionalismos. Nunca. Todo lo contrario.
Terminaré evocando a la hija de mi amigo Miguel Ángel (que, por cierto, hace un par de discretos cameos en la obra) y de Mercedes, cuando era un bebé, en el cochecito, a la puerta de la casa de Rozas. O en Trujillo, donde vivió apenas unos meses. Y ahora...
Esperamos nuevas entregas de esta mujer apasionada y concienzuda que se autorretrata como es. Le alegra a uno su cabal entusiasmo juvenil. Pura vida.