25.3.17

Por la vuelta del Salón de Otoño

"FB-I 2008", Ofelia García
Se alegra uno mucho de que el alcalde Pizarro haya vuelto a hacer suya una iniciativa popular, en este caso la de un grupo de ciudadanos placentinos preocupados por la cultura y el patrimonio. El suyo, cabe añadir, del que forman parte los cuadros y otras obras de arte del extinto Salón de Otoño de la Caja de Ahorros de Plasencia, primero, de Extremadura, después, y ahora Liberbank, a través de la Fundación Bancaria Caja Extremadura. Un Salón que terminó llamándose "Obra Abierta" (por aquello de que se admitían trabajos en arte digital, instalaciones y performance).
Sí, hablamos de «una de las colecciones más importantes de arte contemporáneo de ámbito nacional» que en la actualidad se encuentra dispersa entre el auditorio de Santa Ana, algunos despachos de los servicios centrales de la entidad en Cáceres y Plasencia y el palacio del Mayoralgo.
Es justo decir que quien ha ideado y promovido, con la discreción que le caracteriza, esta iniciativa es Santiago Antón, un forastero que ha hecho por esta ciudad más que muchos platovi (como diría Alonso de la Torre), aunque nunca se le haya reconocido como merece. Fue responsable de la añorada Obra Social y alma durante años (los mejores) de ese premio que contó con jurados excelentes (entre ellos, José Hierro, Carmen Laffón, Rosina Gómez-Baeza, Simón Marchán, José Corredor-Matheos, Juan Manuel Bonet, Mario Antolín, Tomás Paredes, Nacho Criado, Antonio Franco y Enrique Brinkmann) y una dotación a la altura de su ambición artística (la más alta para ese tipo de certamen en España). También, claro está, con premiados dignos de elogio, los autores de los verdaderos protagonistas del invento: las mencionadas obras, cuadros en su inmensa mayoría. Entre ellos, José Manuel Ciria, Antón Patiño, Miguel Galano, los portugueses Pedro Proença y José de Guimaraes, los argentinos Jorge Luduela y Fernando Maza o extremeños como Fernández de Molina, Hilario Bravo, Manuel Vilches, Mon Montoya, Antonio Morán, Pedro Gamonal, Emilio Gañán y Julián López.
Una muestra de estos fondos viajó a Roma, Lisboa, Madrid, Sevilla, Cracovia y Bruselas.
No faltan espacios, en fin, para esa pinacoteca o exposición permanente. El ideal: la Plaza de Abastos. Una sala céntrica, amplia y diáfana.
La Cadena Ser, Hoy y El Periódico Extremadura dan cuenta del asunto. En lo que a uno respecta, no hace falta decir que apoyo esa feliz iniciativa. A ver si hay suerte.