25.9.17

De poética política

Pensaba uno ayer, mientras daba el paseo, que estos energúmenos de fe independentista y cerril, anticosmopolitas de raíz, dizque de izquierdas (a favor de las fronteras, no de la Internacional), pero más tradicionales que la barretina y los castells, no serán capaces de hacer que uno abjure de la amada poesía catalana ni de sus admirados y admirables poetas. Por separatistas que fueran o sean. A pesar de que acaben declarándola suya y sólo suya, como todo. Ellos podrán vivir sin leer a "españolistas" como Machado o Garcilaso. Uno, sin embargo, no puede renunciar a los versos de Espriu, Foix, Manent, Riba o Vinyoli, por hablar sólo de muertos. Sí, algunos, por suerte, no estamos ciegos. De odio, mayormente.

Si hay un término que me gusta es el que acuñó el profesor y crítico Ángel L. Prieto de Paula para referirse a los poetas de mi generación, los "de la democracia". Sí, de pocas cosas se siente uno más orgulloso que la de pertenecer a ese nutrido grupo de españoles que publican sus primeros libros en libertad. De expresión, sobre todo. De ahí que me moleste tanto que algunos (podemitas y catalanistas, entre otros) usen con desprecio lo de "régimen del 78". Como si no se hubieran beneficiado de ese hito histórico. Qué sería de ellos, de nosotros, sin la denostada Transición y sus fructíferas consecuencias. Ay.

Lo dice en su último libro el poeta argentino Pablo Anadón: "la patria, esa nostalgia".