Como he dicho alguna que otra vez, aunque los fines fundamentales de la Asociación Cultural Trazos del Salón son los de «promover las actividades oportunas que lleven a un mejor conocimiento y difusión de la colección de fondos artísticos provenientes de los concursos Salón de Otoño de Pintura de Plasencia y Obra Abierta […] y de la creación de un centro de arte contemporáneo en la ciudad de Plasencia», los Estatutos recogen que «sin perjuicio de lo anterior, la Asociación podrá desarrollar actividades de donación de obras de arte, organización de conferencias, publicaciones, visitas guiadas, etc.».
Convencidos de que el libro sigue siendo uno de los mejores vehículos de transmisión y perpetuación del saber y, cómo no, del arte en sus distintas variantes, la literaria ante todas, tras la edición de la memoria de la Asociación bajo el título Trazos del Salón. Una obra abierta, en 2018, y Cosas de casa, reunión de artículos del periodista placentino Antonio Sánchez-Ocaña en 2023, presentamos la segunda entrega de Arca de tres llaves. (Legajos y manuscritos de Plasencia), de la archivera y cronista oficial Esther Sánchez Calle. La primera vio la luz en 2022 y su recepción fue excelente.
Esther, recurramos al tópico, no necesita ser presentada. Aquí todos la conocen y, más allá, valoran y respetan en su justa medida, que nunca es bastante, su labor investigadora, por una parte, y la de cronista, por otra. De esa «narración histórica en que se sigue el orden consecutivo de los acontecimientos» deriva este afán suyo por recuperar momentos fundamentales de la nuestra, a salvo de la distorsión y del olvido. Algo, por cierto, de lo que está muy orgullosa esta asociación. Gracias al ofrecimiento de Santiago Antón para que colaborara en nuestro Boletín mensual, contamos con estos textos. Ya lo dijo el escritor Juan Ramón Santos en su prólogo a la primera edición: «Porque eso es lo que hace [Esther Sánchez Calle], fundamentalmente, en esta Arca de tres llaves, interpretar, a partir de un puñado de papeles, la banda sonora de esta ciudad, con un programa además muy completo que nos hace recorrer toda su historia».
Sergio Riesco Roche, placentino y profesor de Historia Económica de la Universidad Complutense de Madrid, lo explica muy bien en el prólogo que pone a esta segunda Arca: «nuevas historias nos permiten bucear en la forja de esa personalidad tan singular de Plasencia y su comarca. Lejos de una erudición que no llega al gran público, Esther Sánchez Calle opta por lo que a mi juicio mejor sabe hacer: estudiar con paciencia y profundidad los documentos y reconstruir cada historia singular para que cualquiera que lo lea la pueda comprender».
El libro, que lleva en la cubierta una imagen de un arca que se conserva en la catedral de Segovia (fotografiada por Paco Antón), está dividido en cinco partes: «Los albores de la Plasencia moderna», «Una ciudad ilustrada», «El siglo XIX, tiempo de contradicciones», «Historias de personajes curiosos» y «Lugares eternos de la ciudad».
Esta nueva entrega resulta tan amena como sustanciosa. Cuando habla, por ejemplo, del abasto de pescado (por cierto, a ese negociado municipal estuvo vinculada en el pasado parte de mi familia, los Berrocoso: un tío abuelo, José María, y mi propia madre, que tuvo allí su primer destino como funcionaria), un capítulo interesantísimo lleno de curiosidades; o del teatro en Plasencia en el Siglo de Oro (finales del XVI y primer tercio del XVII), donde se menciona al actor Pedro de Benavides que dejó las armas por los escenarios (para hacer de barba: «en el teatro clásico español, actor que representaba el papel de persona respetable y de más edad») y que murió en Granada en 1702 «tan viejo como pobre»; o (mi preferido) de los vuelos aerostáticos del siglo XVIII, que convirtieron a esta ciudad en pionera de la aviación con globos (de lo que da fe el famoso aguafuerte, coloreado a mano, del «Pez aerostático elevado en Plasencia» que se conserva en la Biblioteca Nacional) y de su promotor, Ramón Spartal, miembro de honor de una tertulia de jóvenes ilustrados placentinos, primer traductor e impresor español de la novela del irlandés Jonathan Swift: Los viajes de Gulliver (Madrid, 1793) y, más importante aún, quien trajo la imprenta a Plasencia (ya he pedido al alcalde una calle para él, éste sí se la merece); o de la inscripción epigráfica que se conserva en los Arcos de San Antón, mal transcrita por Alejandro Matías, autor de Las Siete Centurias; de la división provincial del XIX y sus humillantes repercusiones para la Muy; del proyectos de escuelas públicas municipales, otra inviable iniciativa decimonónica; de la frustrada fuga de Carlota Freda, ahijada del marqués de Mirabel, que huyó del palacio con un rubio oficial inglés, como se explica en el divertidísimo exhorto requisitorio; del secuestro del alcalde Ventura Delgado por una partida carlista (la descripción de los cinco que la formaban es hilarante) en 1839, otra novela, y de cómo fue rescatado, tras 32 horas dando tumbos por los andurriales que rodean la ciudad, gracias al pago de 100 onzas de oro; y, por fin, de dos lugares emblemáticos (no tengo más remedio que usar el manoseado adjetivo) de la Perla del Valle: Valcorchero y la Isla. ¿No dan ganas de coger este libro y ponerse a leer?
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Se queja Esther en privado de su estilo. No cree uno que le falte. Está basado en la concisión y, por eso, tiene la necesaria sequedad. Se agradece que no sea florido y hermoso y que se atenga al tenor de lo que narra: hechos históricos. Por suerte, no le falta sentido del humor. Ni retranca, esa forma común de la ironía, tan necesaria cuando de revisar el pasado se trata.
En el sexto año de vida de Trazos, esta obra demuestra la consolidación y madurez de nuestro proyecto de apoyo y difusión del patrimonio cultural, monumental y bibliográfico de nuestra ciudad. A este paso, si las instituciones implicadas no lo remedian, acabaremos formando una extensa biblioteca de temas placentinos. Al tiempo.
Diré para terminar que la ausencia de ánimo de lucro de nuestra modesta asociación, así como la determinación de no utilizar, en la medida de lo posible, fondos públicos, nos ha obligado a buscar patrocinadores para nuestras publicaciones. Además del Excmo. Ayuntamiento, hemos contado de nuevo con la ayuda de Unaex Asesoría y de Gráficas Romero, donde se imprimen y cuidan nuestros libros, a quienes agradecemos tanto el montante necesario para abordar la edición como su fidelidad a nuestros propósitos. Mil gracias.
Por último, un dato: la tirada del libro es de 200 ejemplares y la edición, no venal. Puede solicitarse a la asociación la versión digital. A la dirección: trazosdelsalon@gmail.com
Esta tarde, a las 20:00, en el Verdugo, se presenta la obra. Acompañará a la autora el prologuista del libro.
Miguel Carrasco (Unaex), el alcalde Pizarro, Esther Sánchez y uno.