29.12.24

Masoliver Ródenas lee "Meditaciones..."



Un regreso a la mejor tradición lírica
 
La nueva antología de Álvaro Valverde huye de la palabrería y de la grandilocuencia; son versos que remiten al silencio, la soledad y la hondura.

Juan Antonio Masoliver Ródenas

Frente a los poetas prosaicos hoy convertidos en poetas oficiales, es realmente reconfortante volver a la mejor tradición lírica, como hoy hacemos con Meditaciones del lugar, la nueva antología de Álvaro Valverde (Plasencia, Cáceres, 1959), articulista, ensayista, narrador, poeta y crítico de la revista El Cultural. Enemigo de la verborrea de los poetas de la tradición nerudiana, para él “resulta imprescindible sentir la soledad para vivir la literatura. Una soledad acompañada de silencio”. Le atrae la poesía inglesa, con Wordsworth a la cabeza, y los poetas mencionados en sus Meditaciones ilustran con qué tradición se identifica: "Juanramoniana" es un poema en homenaje a Juan Ramón Jiménez (Manuel Vilas prefiere el Chiquito de la Calzada, porque J.R.J., nos dice, es un pesado), relee constantemente la Ética de Spinoza y “leo, como otras veces, a Leopardi/ y su voz se hace mía”. Sus poemas van acompañados de citas de Machado, Maria Manent (antólogo y traductor de poetas como Yeats, Percy B. Shelley, Emily Dickinson, Wallace Stevens o Dylan Thomas), Attilio Bertolucci o Gil Albert. Y su Machado no es el de la crónica de la decadencia del país, sino el que recorre lugares de la geografía española, el que yo he llamado Machado metafísico, del umbral del sueño, del misterio de la sed, de “anoche mientras dormía/ soñé, bendita ilusión!,/ que era Dios lo que tenía/ dentro del corazón”. 
Poesía que es un verdadero recorrido, de “la escueta superficie de un cuarto” o la ciudad remota a los desiertos mesetarios, Córdoba, Jerte y Plasencia en Cáceres, el Golfo de Nápoles o Tánger. Y le atraen especialmente los jardines, espacios de silencio y recogimiento y expresión de su atracción por la naturaleza: un paisaje de encinas y dehesas, la encina solitaria o el viejo cerezo que nos remiten al olmo seco de Machado, la hiedra, los naranjos, el ciprés, “sentir-se aquí feliz, y rodeado/ de cuanto cualquier hombre necesita:/ la luz, el campo, el árbol, la montaña”. “La memoria de la luz”, “esa luz de los sueños/ que ilumina las sombras/ de mi árida vida”; “la verdad, la belleza/ de la luz que se gasta”. Pero donde hay luz hay también sombras, “esa línea de sombra que no hay sol que derribe”. Y “para esas heridas no es suficiente el tiempo./ Sólo cura el olvido, o si acaso, la muerte”. Y si no es la muerte, es el pasado que no regresa o un presente de polvo, ruinas y cenizas. Pero esta “pobre realidad” es posible “contemplarla en la deriva de los sueños”, porque “sólo a través del sueño sus contornos son nítidos” y percibimos “el temblor del misterio”. Nos acompañan, junto a la memoria, el olvido, junto a las presencias, las ausencias lo que sólo es ficticio, los “seres encantados/ a la altura del mito”. En realidad, “todo corre/ a espaldas del sentido”, y hasta es posible “sentir nostalgia ahora/ de una existencia que invento”. El poeta está siempre presente, pero como observador, como testigo. Aparece en muy pocos poemas: el paseante, el viajero, registran lo que ven. Como tampoco aparece el poema, con excepción de en Lo de siempre. No deja de tener sentido que, a pesar de todo, el poeta esté siempre con nosotros, sentimos el pálpito de su Extremadura natal y nos sumergimos en lo más hondo del poema, es una poesía llena de significados, pero al mismo tiempo muy accesible. Su lectura se puede recomendar a todo tipo de lector, ayudados, además, por un prólogo que nos da las claves de a lectura y que, a diferencia de lo que suele ocurrir, evita cualquier tipo de hagiografía. 

Álvaro Valverde Meditaciones del lugar. Antología poética (1989-2018). Selección y prologo de José Muñoz Millanes. Pre-Textos, 153 páginas, 20 euros.

Esta reseña se ha publicado en La Vanguardia. Cultura/s. 28/12/2024. 

NOTA. En el periódico, ilustra la reseña una fotografía que reza "Paisaje cerca de Plasencia, Extremadura". De DEA/ C. SAPPA/ GETTY. 
La de arriba se titula "Paisaje desde Monte de Valcorchero. Plasencia, Cáceres, Extremadura" y esta tomada de esta página