¿Es disparatado deducir que la radicalización nacionalista
en Cataluña ha influido en la escasa publicación de libros de poesía escritos en
catalán y traducidos al español o castellano, lengua oficial del Estado? Hace
años, no pasaba. Hay excepciones. El caso de Margarit, por ejemplo. Poco más. Resulta
por eso tan sorprendente como gratificante descubrir Las ocultaciones/Les
ocultacions, de Anna Gual (Barcelona, 1986), su octavo título (vertido con
solvencia por el poeta y editor Joan de la Vega), algunos reconocidos con
premios (éste ganó el Miquel de Palol). Sus versos han sido traducidos a
diversas lenguas y fue artista residente en el Palau barcelonés.
 En el primer poema, “La petición”, Gual pide: “Ilumíname /
lo que no veré jamás”. A esa indagación dedica el libro entero, entendido como una
unidad de sentido gobernada por la idea central de buscar lo que se esconde u
oculta, lo que es misterioso (como ese ser no nato, su “ocultación predilecta”),
secreto u oscuro, sin que por ello su poesía sea hermética o mística. Declárase
“Adicta a la claridad / de las cosas más oscuras”. Aboga por “lo real”
(“realidades, no humo”, dijo Vinyoli) y usa un lenguaje diáfano y sobrio, donde
cada palabra está colocada en su lugar, como cada fragmento de roca en una
pared de piedra seca.
 Su labor es de revelación o desvelamiento. Siempre pendiente
de la genealogía. El tono, meditativo (léase “La bengala”). Una línea medular se
ocupa de la reflexión sobre la poesía, que escribe “para amparar a alguien”,
“para abrigaros”. Ahí, poemas como “La policefalia”, “La lechuza”, “La
hiperconciencia”, “La nebulosa”, “La musa”… “Escribo sin escribir”, sostiene.
Habla de “Lo absurdo de escribir” y de que “Escribo para pertenecer a los
otros”. Su “animal preferido” es la “Poesía”. “Refugio” y “condena”. “Yo soy el
esqueleto del poema”, concluye.
 Anna Gual
Edición bilingüe. Traducción de Joan de la Vega
Vaso Roto, Madrid, 2025. 152 páginas. 19 €
NOTA: Esta reseña se ha publicado en EL CULTURAL. 

