La editorial Visor, en edición de Isabel Gemio y Jesús García Sánchez, publica esta antología con el fin de recaudar fondos para la Fundación Isabel Gemio.
Este es el índice de poetas: Rocío Acebal Doval, Verónica Aranda, Gioconda Belli, Felipe Benítez Reyes, Piedad Bonnett, Guillermo Carnero, Yolanda Castaño, José Cercas, Antonio Colinas, Isla Correyero, Luis Alberto de Cuenca, Inma Chacón, Diego Doncel. Ignacio Elguero, Vicente Gallego, Dionisia García, Pablo García Casado, Luis García Montero, Juan Antonio González Iglesias, loana Gruia, Almudena Guzmán, Karmelo Iribarren,, Clara Janés, Raquel Lanseros, Antonio Lucas, Aurora Luque, Chantal Maillard, Carlos Marzal, Ana Merino, Juan Carlos Mestre, Ángeles Mora, Emilia Oliva García, Carmen Palomo,, Isabel Pérez Montalbán, Cristina Peri Rossi, Juan Vicente Piqueras, Benjamín Prado, Antonio Praena, José Luis Rey, Alejandro Roemmers, Ana Rossetti, Joaquín Sabina, Ada Salas, Irene Sánchez Carrón, Marta Sanz, Elvira Sastre, Jaime Siles, Kirmen Uribe, Julieta Valero, Álvaro Valverde, Fernando Valverde, Javier Velaza, Manuel Vilas y Luis Antonio de Villena.
Me han nacido en Cáceres, por cierto. Extremeños cuento siete.
Este es mi poema, inédito hasta ahora. Feliz Navidad.
CONVERSACIONES
Que una caída
―tú que has sufrido tantas, los tobillos―
te obligara a dejar la vida amable
―en tu casa, a tus cosas―
que llevabas hasta que la cadera
se cruzó en tu camino fracturándose.
Ahora, aquí, en este escueto cuarto
―una cama, un armario, un sillón, una mesa―
intentas, poco a poco, acomodarte
a esta situación sobrevenida.
Y no sin desconcierto, lo sabemos.
Aquí y ahora
vengo a acompañarte en tu desdicha.
Para mitigar el dolor, las circunstancias
que adversas sustituyen
a aquellas más felices que se fueron.
Por eso conversamos.
Sentados en esta habitación
o en medio del paseo,
en la sala común o en el pasillo,
hablamos del presente y del pasado,
muchos menos, sin duda, del futuro.
Y eso nos hace bien.
Consuela, cura.
Tu memoria está intacta.
Facilita adentrarse en todo lo vivido
para rememorarlo con sosiego.
Hemos hecho del mal un aliado.
Nos salva dialogar sobre los vivos.
También sobre los muertos.
De lo que fue y aún sigue con nosotros
a pesar de los años transcurridos.
Estás a cinco de cumplir un siglo.
Las palabras dan fe de que no en vano.
te obligara a dejar la vida amable
―en tu casa, a tus cosas―
que llevabas hasta que la cadera
se cruzó en tu camino fracturándose.
Ahora, aquí, en este escueto cuarto
―una cama, un armario, un sillón, una mesa―
intentas, poco a poco, acomodarte
a esta situación sobrevenida.
Y no sin desconcierto, lo sabemos.
Aquí y ahora
vengo a acompañarte en tu desdicha.
Para mitigar el dolor, las circunstancias
que adversas sustituyen
a aquellas más felices que se fueron.
Por eso conversamos.
Sentados en esta habitación
o en medio del paseo,
en la sala común o en el pasillo,
hablamos del presente y del pasado,
muchos menos, sin duda, del futuro.
Y eso nos hace bien.
Consuela, cura.
Tu memoria está intacta.
Facilita adentrarse en todo lo vivido
para rememorarlo con sosiego.
Hemos hecho del mal un aliado.
Nos salva dialogar sobre los vivos.
También sobre los muertos.
De lo que fue y aún sigue con nosotros
a pesar de los años transcurridos.
Estás a cinco de cumplir un siglo.
Las palabras dan fe de que no en vano.

