Torre Tavira
Para Susi y Fernando T.
Miras alrededor como si el mundo
pudiera reducirse a lo que observas
desde este torreón que bate el viento.
Te rodean dos mares: uno de agua
y el otro de azoteas, separadas
por el raso trazado de las calles.
El de agua es un mar de brumas blancas.
El de las azoteas toma el tono
de ropas que se orean al levante.
La luz de atardecida mancha todo
de un incierto color tostado y ocre.
La ciudad es un círculo cerrado
salpicado de torres y de árboles.
A lo lejos, la estela de algún barco
que vuelve o que se va por la bahía
te invita a repasar tu singladura:
en la cámara oscura ves a otro