En La Vanguardia, suplemento Cultura/s, sección "Escrituras", aparece hoy un sugerente artículo de Xavier Bru de Sala titulado "El método de la frase". Se podría resumir en este par de párrafos:
"Tomad una obra de estos autores (Flaubert, Faulkner, Joyce, Beckett...), abrid al azar y sospesad una frase. Lo hacéis varias veces y vais apuntando el resultado. Si las frases excepcionales, cinceladas, fulgurantes, pasmosas, geniales, o simplemente buenas o brillantes, no son todas, poco faltará. En Virgilio, en Dante, en Shakespeare, son diez de diez, y en grado superlativo. Las suertes virgilianas consistían en enfrentarse al futuro mediante un verso de la ´Eneida´ escogido al azar. De ello se deduce que toda frase del gran Virgilio nos dice algo sobre cualquier situación imaginable. Estamos pues en las antípodas narrativas de la marquesa que Mallarmé se abstuvo de crear porque no sabía cómo quitarle los guantes sin caer en la más lamentable de las banalidades".
"He aquí pues un método bien sencillo, al alcance de todo el mundo, para valorar a los escritores. Abrid varias veces por el método virgiliano un best seller cualquiera. ¿Con qué frases os topáis? Si son todas, aisladas del contexto, para tirar, e incluso con la nariz tapada, de tanto hedor como exhalan, el autor no es un escritor verdadero sino un artesano del entretenimiento. Tal vez muy bueno, pero no un artista de la palabra".
Con todo, lo mejor es leerlo completo.
"Tomad una obra de estos autores (Flaubert, Faulkner, Joyce, Beckett...), abrid al azar y sospesad una frase. Lo hacéis varias veces y vais apuntando el resultado. Si las frases excepcionales, cinceladas, fulgurantes, pasmosas, geniales, o simplemente buenas o brillantes, no son todas, poco faltará. En Virgilio, en Dante, en Shakespeare, son diez de diez, y en grado superlativo. Las suertes virgilianas consistían en enfrentarse al futuro mediante un verso de la ´Eneida´ escogido al azar. De ello se deduce que toda frase del gran Virgilio nos dice algo sobre cualquier situación imaginable. Estamos pues en las antípodas narrativas de la marquesa que Mallarmé se abstuvo de crear porque no sabía cómo quitarle los guantes sin caer en la más lamentable de las banalidades".
"He aquí pues un método bien sencillo, al alcance de todo el mundo, para valorar a los escritores. Abrid varias veces por el método virgiliano un best seller cualquiera. ¿Con qué frases os topáis? Si son todas, aisladas del contexto, para tirar, e incluso con la nariz tapada, de tanto hedor como exhalan, el autor no es un escritor verdadero sino un artesano del entretenimiento. Tal vez muy bueno, pero no un artista de la palabra".
Con todo, lo mejor es leerlo completo.