Francis Fukuyama, a menudo asociado con la escuela de pensamiento ´neocon´ de la administración Bush, toma sus distancias con ella. En su libro ´America at the crossroads´ (Yale University Press), el padre de "el fin de la historia" dice que la invasión de Iraq, emblemáticamente inducida por los neoconservadores, está teniendo efectos opuestos a los que pretendía, y aunque dice que comparte algunos de los objetivos de su agenda (el de que EE.UU. contribuya a mantener "el orden democrático en el mundo" y renuncie al aislacionismo) cree que ha fallado por "exceso de militarización" y que hoy está demasiado equiparada a ideas de coerción, unilateralismo y hegemonía americana. Fukuyama recuerda los orígenes trotskystas del núcleo neoconservador del City College de Nueva York en los años 30 y 40, con figuras como Kristol, Glazer o Moynihan, y asevera que el éxito de Reagan en la guerra fría dio a las generaciones jóvenes la idea de que la acción directa era la mejor forma de eliminar tiranos del panorama, lo que les llevó a intentar "imponer" democracias a países "que no la querían". Hoy, dice Fukuyama, lo que se necesita son "nuevas ideas sobre como America debe relacionarse con el mundo que retengan la creencia en la universalidad de los derechos humanos pero sin sus ilusiones (de los necons) sobre la eficacia del poder americano para conseguirlo"
© Sergio Vila-Sanjuán. La Vanguardia
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