31.5.07

Vaqueros

Que la sociedad de consumo impone unas condiciones a veces intolerables lo nota uno hoy al ver los pantalones vaqueros que le ha traído mi hija a su hermano. Recién comprados (por 40 €), ya están viejos, rotos, arrugados y, si me apuras, incluso sucios. Tenía entendido que los vaqueros se iban gastando con los años (a mí me han durado siempre eso) y que, con el desgaste, llegaba la pérdida de color y, al final, se deshilachaban y se rompían. Ahora ese proceso, que no dejaba de ser gratificante y hasta poético, ya viene dado. Supongo que mis apreciaciones son propias de un hombre vetusto pasadísimo de moda; sin embargo, es lo que hay. Habla uno de unos vulgares vaqueros y no puede por menos que constatar la incitación a la desmemoria que nos impone esta época veloz.