"En la tribu poética predomina lo que en las restantes: el pavoneo, la cursilería, lo melodramático, los visajes de humildad, el empalago, los aires trascendentes, los sepulcros blanqueados... Hay que resignarse. Uno se consuela, a veces de uno mismo, recordando las palabras de René Char: 'No me interesa un hombre sin defectos. Es como una montaña sin grietas". (en El País)