Ibarra titula un capitulillo de su libro de memorias "Una Extremadua excelente". Destaca allí, y con toda justicia, al MEIAC, la Coordinación Regional de Transplantes y la Unidad de Quemados de Cáceres, para añadir después los nombres de cinco escritores y artistas extremeños "de reconocimiento nacional": Javier Cercas, Luis Landero, Manuel Martínez Mediero, Enrique Carrero y Eduardo Naranjo. Con independencia de la valoración que cada cual haga de esa selección (uno está en desacuerdo, matizo), cuatro de los cinco elegidos vive fuera de Extremadura y fuera de aquí ha desarrollado su tarea literaria o artística. Es lo mismo que ha ocurrido -ya se comentó aquí- con los "excelentes" de la última campaña publicitaria de Marca Extremadura: de los cinco (recuerdo: Sánchez Silva, Berta Collado, Soraya, Calderón y Adalid) sólo uno, el escritor, vive y trabaja aquí y, más aún, aquí lo ha hecho siempre.
Se dirá que habíamos dejado claro -yo el primero- que lo del "dentro" y el "fuera" era una trampa. Sí, es verdad, pero sólo hasta cierto punto. La idea que se traslada, muy peligrosa, es de que sólo "fuera" se puede conseguir el éxito. ¿A quién le extraña entonces que los jóvenes se vayan? Vamos a tener que aplicar también aquí lo de las cuotas. Quiero decir que lo que ha hecho -lo que hemos hecho, mejor- la generación que ha crecido arística o literariamente con el Estatuto de Autonomía a lo largo de los últimos, celebrados 25 años es algo más que limitarse a escribir libros o a pintar cuadros. Y ese trabajo añadido se ha realizado "desde dentro"; en lo literario, a través de múltiples iniciativas culturales, de las Aulas Literarias a los Talleres de Relato y Poesía pasando por los Clubes de Lectura y las lecturas en centros educativos y bibliotecas de toda la región gracias a los planes de fomento de la lectura de distintas instituciones, públicas y privadas. Es un agravio llamativo, y un pelín impertinente, el que se ejerce contra quienes con el mismo "reconocimiento nacional" son sistemáticamente silenciados a favor de escritores y artistas a los que, por cierto, no siempre cuadra, si nos ponemos rigurosos, el adjetivo "extremeños". ¿No merecen Gonzalo Hidalgo Bayal, Julián Rodríguez o Eugenio Fuentes la misma consideración? Me temo que son los mismos complejos que se denuncian los que obligan a nuestros políticos y periodistas a caer sistemáticamente en el mismo, desinformado error.
Un caso: el de Ángel Campos Pámpano. El próximo jueves, en presencia del Presidente de la Republica, le entregan en Guarda el Premio Eduardo Lourenço por su larga y excelente tarea de traductor de poesía portuguesa al español. No podrá recoger personalmente el galardón por razones de salud, pero no por eso dejará de representar la excelencia de esta región y de sus letras. Alguien que viene siendo, además, un agitador cultural de primer orden y un poeta también excelente, lo que se aprecia a la legua al leer su poesía completa, recién publicada por Calambur.
Se dirá que habíamos dejado claro -yo el primero- que lo del "dentro" y el "fuera" era una trampa. Sí, es verdad, pero sólo hasta cierto punto. La idea que se traslada, muy peligrosa, es de que sólo "fuera" se puede conseguir el éxito. ¿A quién le extraña entonces que los jóvenes se vayan? Vamos a tener que aplicar también aquí lo de las cuotas. Quiero decir que lo que ha hecho -lo que hemos hecho, mejor- la generación que ha crecido arística o literariamente con el Estatuto de Autonomía a lo largo de los últimos, celebrados 25 años es algo más que limitarse a escribir libros o a pintar cuadros. Y ese trabajo añadido se ha realizado "desde dentro"; en lo literario, a través de múltiples iniciativas culturales, de las Aulas Literarias a los Talleres de Relato y Poesía pasando por los Clubes de Lectura y las lecturas en centros educativos y bibliotecas de toda la región gracias a los planes de fomento de la lectura de distintas instituciones, públicas y privadas. Es un agravio llamativo, y un pelín impertinente, el que se ejerce contra quienes con el mismo "reconocimiento nacional" son sistemáticamente silenciados a favor de escritores y artistas a los que, por cierto, no siempre cuadra, si nos ponemos rigurosos, el adjetivo "extremeños". ¿No merecen Gonzalo Hidalgo Bayal, Julián Rodríguez o Eugenio Fuentes la misma consideración? Me temo que son los mismos complejos que se denuncian los que obligan a nuestros políticos y periodistas a caer sistemáticamente en el mismo, desinformado error.
Un caso: el de Ángel Campos Pámpano. El próximo jueves, en presencia del Presidente de la Republica, le entregan en Guarda el Premio Eduardo Lourenço por su larga y excelente tarea de traductor de poesía portuguesa al español. No podrá recoger personalmente el galardón por razones de salud, pero no por eso dejará de representar la excelencia de esta región y de sus letras. Alguien que viene siendo, además, un agitador cultural de primer orden y un poeta también excelente, lo que se aprecia a la legua al leer su poesía completa, recién publicada por Calambur.