Yolanda y yo nos acercamos la otra noche hasta San Francisco para visitar la exposición "Realidades de la realidad" (promueve Caja de Extremadura) que reúne obras de arte realistas de la segunda mitad del XX español. Sólo por ver los dos delicadísimos cuadros de Carmen Laffón, los del tangerino José Hernández (que a su paisana le gustaron especialmente), el dibujo de unos membrillos y un par de telas de los primeros cincuenta de Antonio López, los luminosos jardines de su mujer, María Moreno, y la escultura de Lorca (tan creíble, por cierto) de Julio López, ya compensó el paseo.
Esto es lo que merece la pena traer a la ciudad (lo que se reforzará, supongo, cuando la Caja tenga su propia sala de exposiciones en las Carmelitas) y no tanta nadería como se cuelga, sobre todo, en las dependencias municipales. Y todo, como siempre, por falta de criterio, algo que perjudica a los pintores que de verdad lo son cuando se los mezcla con los aficionados que son sólo eso. Pero eso, verdad Laura, pasa con todo.
Esto es lo que merece la pena traer a la ciudad (lo que se reforzará, supongo, cuando la Caja tenga su propia sala de exposiciones en las Carmelitas) y no tanta nadería como se cuelga, sobre todo, en las dependencias municipales. Y todo, como siempre, por falta de criterio, algo que perjudica a los pintores que de verdad lo son cuando se los mezcla con los aficionados que son sólo eso. Pero eso, verdad Laura, pasa con todo.