29.12.08

Libritos

Compré La isla, del triestino Giani Stuparich, hace unos meses en Mérida. Apenas lo abrí, ya en casa, lo dejé de nuevo en la estantería: porque, contra lo previsto, era un relato (una novela breve, mejor) y porque trataba de la muerte de un padre que viaja, en compañía de su hijo, a su isla natal; un tema, como he comentado más de una vez, doloroso para mí. Al ver La isla mencionada entre los libros del año (un decir) de Babelia, me picó la curiosidad y la rescaté de su rincón. Me alegro. A punto de terminarla, no es que uno crea que merezca el vulgar calificativo de "libro del año" sino mucho más. Es, como quiere el tópico y el chiste fácil, una obra "mayúscula" editada por Minúscula. Otra vez un libro de unas pocas páginas se hace tan grande como el de centenares. Una sensación que también me visitó ayer después de leer otra obra necesaria: ¿Para qué sirve la literatura?, de Antoine Compagnon (Cuadernos del Acantilado), un apasionado elogio de los libros y la lectura capaz de levantar el ánimo a cualquier letraherido.