20.12.10

Aramburu en Plasencia

Foto: Juan Ramón Santos
Fernando Aramburu pasó por el Aula de Literatura "José Antonio Gabriel y Galán". Nos habló de su última novela, Viajes con Clara por Alemania (Tusquets) lo que le permitió ir mezclando, por una parte, la historia en sí y su relación con ese país -que es tanto como decir más de media vida-, y, de otra, su poética, su forma de concebir la literatura y, en concreto, la novela. No faltaron las risas -o, mejor, las sonrisas-, las mismas que uno recuerda lal evocar ese delicioso libro (del que leyó algún párrafo significativo), ni la agudeza de ingenio, ni la ironía, ni ninguno de los ingredientes que caracterizan una de las prosas más genuinas de nuestro panorama.
Nos dijo que también iba a hablar de su poesía, recientemente reunida en Yo quisiera llover (Demipage), pero, tras un breve comentario sobre su pasado lírico, se limitó a leernos un poema (un soneto en prosa (sic), para ser exactos) que despejó cualquier duda al respecto. Por su elocuencia.
Podría haber terminado ahí la sesión, pero el público tuvo ganas de preguntar y en eso se nos fue otro rato de lo más entretenido.
Caminamos con él, calle del Rey abajo, y charlamos un rato, con Gonzalo y Juanra, en el Torero. Luego se fue a cenar con sus anfitriones placentinos. A la mañana siguiente tomamos un café y volvimos sobre lo mismo: la vida, la familia, los libros, el trabajo... Lo normal. Le queda a uno un regusto dulce de ese fugaz encuentro. Un doble convencimiento acerca de Fernando Aramburu: que es buena gente (un tipo "de verdad," que diría uno de su país natal) y un excelente escritor. Lo que no puede decirse, ay, de cualquiera.