Aunque nuestra amistad esté por encima de los encuentros, la otra mañana quedé con Salvador Retana en la cafetería del Alfonso, según costumbre. Allí estuvimos un largo rato conversando, él con su bitter y uno con su té. Venía con libros, como siempre. Me ha prestado Ávila, de Jiménez Lozano, una delicia castellana que no conocía, y dos de Alberto Manguel: El legado de Homero y Conversaciones con un amigo. Precisamente con Manguel publicó Retana un libro precioso: Bestiario. Lo mismo que ahora, bajo su sello, La Rosa Blanca, y en colaboración con Siete de un Golpe. Ediciones de Arte, ve la luz otro: Caracteres, con cincuenta dibujos realizados a partir de la obra de Canetti. Esta vez los textos, doce extensos fragmentos escritos y fechados en Plasencia entre julio y diciembre de 2010, son, ahí es nada, de Gonzalo Hidalgo Bayal, quien al final de su ensayo en torno al carácter escribe: "No debemos, sin embargo, caer en el error de entender que, puesto que los dibujos surgen a partir de la lectura de Canetti, sean meras ilustraciones de los textos de Der Oh‐renzeuge ni cómodos ejercicios de recreación. No sería un disparate, pero sería un error. Si el punto de partida de Canetti es la observación de los comportamientos, el de Retana es la lectura de Canetti y la propia observación de los comportamientos, la combinación de lectura y experiencia, la prudente y serena equidistancia geórgica de Horacio, a lo que se añade el lenguaje pictórico. Así las cosas, cabe decir que dibujos y textos se ajustan de tal modo unos a otros, o entre sí, que no es fácil distinguir cuál es en cada caso el rostro y cuál la máscara. Tal es su adecuación".
No hace falta que recalque el carácter, sí, excepcional del libro del que, por ahora, sólo existe un ejemplar. El que tuve la suerte de tener en las manos el otro día. Aunque para suerte, eso sí, contar con amigos como él, que en esta aventura, tan quijotesca y desinteresada como todas las suyas, ha contado con otro buen amigo de verdad. Vamos, un par de caracteres.
No hace falta que recalque el carácter, sí, excepcional del libro del que, por ahora, sólo existe un ejemplar. El que tuve la suerte de tener en las manos el otro día. Aunque para suerte, eso sí, contar con amigos como él, que en esta aventura, tan quijotesca y desinteresada como todas las suyas, ha contado con otro buen amigo de verdad. Vamos, un par de caracteres.