«Una vez, Milosz fue a una cena en honor de Jerzy Kosinski, un escritor de origen polaco que se había hecho muy famoso en América en los años 70. La vecina de mesa de Milosz era una fan de Kosinski y le preguntó a Milosz a qué se dedicaba. "Escribo poesía", contestó Milosz. La mujer le replicó con desdén: "Todo el mundo escribe poesía"». Eduardo Jordá, "Milosz", Diario de Mallorca.