"Quienes también saben de estas cosas son los críticos literarios. Los que abundan por nuestro país, quiero decir. Ellos descubren genios después de muertos y esa es su herencia. Ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo: recientemente ha habido un par de casos maravillosos. El de un joven escritor canario de mi generación, que siempre será joven porque no alcanzó los treinta años y el de un poeta ya no recuerdo si salmantino o zamorano, pero de por ahí. Dos malditos. Nadie los conocía y menos los habían leído y ahora aparecen un día sí y otro también en los suplementos literarios. ¿Qué ha ocurrido? Pues que se han reeditado sus escasos libros y los mismos críticos –los mismos eh, no otros– que los habían despreciado desde el más absoluto silencio y desinterés (por no hablar de ignorancia), se desgarran ahora las vestiduras como vestales enloquecidas ante la calidad del descubrimiento post-mortem. Muy post-mortem porque se han pasado calladitos durante veinte años. Las alegrías, en vida, me decía un amigo, que muertos no vamos a enterarnos". José Carlos Llop, "La compensación de los vivos". Diario de Mallorca.