Supongo que a Antonio Galán, máximo responsable del gabinete jurídico del PP regional, o a Fernando Pizarro, alcalde de la ciudad de Plasencia, por citar a dos personas cultas a las que conozco y aprecio, que son, a su vez, altos cargos del partido que gobierna en Extremadura desde la pasada primavera, les preocupa y les avergüenza tanto como a mí que nueve meses después siga sin ser nombrado el director o directora de la Editora Regional. Más en el caso de Antonio, que a buen seguro se enorgullece de tener un par de libros de poemas en su catálogo.
Mientras, otro buque insignia de la cultura extremeña, el MEIAC, sigue varado y se limita a mostrar exposiciones de prestado en sus giras por provincias.
Hace unos días, mi amigo Castelo me hacía una pregunta nada retórica: "¿Qué pasa en Extremadura?". No lo sé, pero eso poco importa. Lo preocupante es que él tampoco lo sepa. Acaso es una pena lo que pasa.
Mientras, otro buque insignia de la cultura extremeña, el MEIAC, sigue varado y se limita a mostrar exposiciones de prestado en sus giras por provincias.
Hace unos días, mi amigo Castelo me hacía una pregunta nada retórica: "¿Qué pasa en Extremadura?". No lo sé, pero eso poco importa. Lo preocupante es que él tampoco lo sepa. Acaso es una pena lo que pasa.