No soy de los que leen los periódicos de cabo a rabo, ni ahora ni nunca. Son muchas las páginas que paso tras un simple vistazo a los titulares. Las de deportes, ni eso. Compro la prensa de papel los fines de semana (tres periódicos los sábados y dos los domingos) y leo a diario el regional Hoy. El resto de la semana, además de esos dos días, doy un buen repaso a los diarios en internet. De hecho lo primero que hago al levantarme, tras pasar por el baño, es leer las secciones de cultura, la local y la regional del Hoy y las mismas de El Periódico Extremadura; luego, El País (Cultura, Inicio y España, en este orden) y algún que otro medio, pero sólo sus secciones culturales. Reconozco, eso sí, que el Hoy del domingo me gusta especialmente. Para empezar, su nueva sección "La bombonera", de cotilleo político. Anteayer aparecía por allí una de las personas más grises de la política local (que llegó, claro, a concejala de cultura), abocada, al parecer, a presentarse contra su voluntad (?) en una de las listas a las elecciones para delegados al próximo congreso del PSOE; un comentario que anunciaba lo que se descubría unas páginas más adelante: que la mencionada asamblea fue un desastre solamente comparable al que arrastra y va a seguir arrastrando ese partido donde abundan los impostores que se dicen socialistas y basta con ver quiénes cortan o quieren cortar o siguen cortando el bacalao para saberlo. En Plasencia, además nos las gastamos así; basta recordar lo que le pasó al PP hace, como quien dice, cuatro días (¿o es Díaz?). ¡Qué ciudad!
Después de leer la columna de Manuela Martín, siempre ponderada, y el perfil del nuevo director de la Filmoteca de Extremadura (Gil Aparicio releva a Paco Rebollo casi un año después), llegué a la entrevista dominical de J. A. Alonso de la Torre que en su sección Mira quién habla, tan propensa a los personajes excéntricos, conversaba con un pintor chinato, Vicente Manzano, que, por cierto, hacía un pertinente elogio de Ortega Muñoz y comentaba otras cosas también dignas de consideración. Vamos que esta vez, como otras (recuerdo ahora la entrevista con otra pintora natural de Malpartida de Plasencia, María Jesús Manzanares), no era un friqui el protagonista.
Entre las necrológicas había una muy triste de un poeta residente en Badajoz escrita por otra poeta también residente en la ciudad del Guadiana, que, como suele pasar, hablaba más de él que del fallecido y aprovechaba la ocasión, algo usual en el género, para denunciar lo mal que les han tratado los otros poetas y los críticos y las autoridades y el mundo en general a los dos, algo que en el caso de su amigo ya no tendrá remedio. Daba mucha lástima, sí.
Pero lo mejor estaba aún por llegar. Para Poesía, la de uno de mis vates favoritos, que publicaba un florido y disparatado artículo sobre Zafra digno de su elevada pluma, que, en mi modesta opinión, esa culta y hermosa ciudad no se merece. Empezaba: "no quiero hoy pararme en la prosa repicada de recortes y déficit, sino empuñar la lira porque yo también creo que a los pueblos los mueve la poesía. Abro pues el pregón o sonata, para contar que las cinturas de los torreones de su castillo, acusan las lumbalgias de siglos y han sido remendados con ortopédicos zunchos para que las barrigas aguanten la gravedad pétrea y el peso de los años que a su vejez alcanza. El resplandor virginal se ensancha y en la hora temprana, descansan los ruidos, solo un zigzagueo con sordina emiten esos paraguas bíblicos que son las palmeras, con sus brazos abiertos a la postal que engancha". Ni Asurancetúrix. Como diría el otro, apaga y vámonos.
Después de leer la columna de Manuela Martín, siempre ponderada, y el perfil del nuevo director de la Filmoteca de Extremadura (Gil Aparicio releva a Paco Rebollo casi un año después), llegué a la entrevista dominical de J. A. Alonso de la Torre que en su sección Mira quién habla, tan propensa a los personajes excéntricos, conversaba con un pintor chinato, Vicente Manzano, que, por cierto, hacía un pertinente elogio de Ortega Muñoz y comentaba otras cosas también dignas de consideración. Vamos que esta vez, como otras (recuerdo ahora la entrevista con otra pintora natural de Malpartida de Plasencia, María Jesús Manzanares), no era un friqui el protagonista.
Entre las necrológicas había una muy triste de un poeta residente en Badajoz escrita por otra poeta también residente en la ciudad del Guadiana, que, como suele pasar, hablaba más de él que del fallecido y aprovechaba la ocasión, algo usual en el género, para denunciar lo mal que les han tratado los otros poetas y los críticos y las autoridades y el mundo en general a los dos, algo que en el caso de su amigo ya no tendrá remedio. Daba mucha lástima, sí.
Pero lo mejor estaba aún por llegar. Para Poesía, la de uno de mis vates favoritos, que publicaba un florido y disparatado artículo sobre Zafra digno de su elevada pluma, que, en mi modesta opinión, esa culta y hermosa ciudad no se merece. Empezaba: "no quiero hoy pararme en la prosa repicada de recortes y déficit, sino empuñar la lira porque yo también creo que a los pueblos los mueve la poesía. Abro pues el pregón o sonata, para contar que las cinturas de los torreones de su castillo, acusan las lumbalgias de siglos y han sido remendados con ortopédicos zunchos para que las barrigas aguanten la gravedad pétrea y el peso de los años que a su vejez alcanza. El resplandor virginal se ensancha y en la hora temprana, descansan los ruidos, solo un zigzagueo con sordina emiten esos paraguas bíblicos que son las palmeras, con sus brazos abiertos a la postal que engancha". Ni Asurancetúrix. Como diría el otro, apaga y vámonos.