16.1.12

"Grosso modo", de Artieta

No tenía uno noticias de la existencia del poeta Fernando López de Artieta. Se conoce que no vi aquél programa televisivo de Sánchez Dragó en el que, al parecer, Román Piña habló de él en presencia de Luis Alberto de Cuenca.
Madrileño del 86, fue Premio de Arte Joven de la Comunidad de Madrid con Jugar en serio, es arquitecto y "sobrevive" en su ciudad natal. Sin embargo, esta vez ha sido en Sevilla, capital a la que le vinculan algunas amistades (Abel Feu, entre ellas, a quien dedica el libro) y su actual editor, Javier Sánchez, de La Isla de Siltolá.
Tras leer sus poemas, uno puede asegurar que Artieta sigue jugando en serio con la poesía o, lo que viene a ser lo mismo, con la vida. El desparpajo, el humor, la ironía y hasta el cinismo (a ratos) que gasta el autor de Grosso modo no impiden comprobar que detrás de esa máscara de poeta maldito y fracasado hay un hombre como todos que siente y que padece; alguien que sabe de sobra que la vida va en serio y, más allá, que se toma aún más en serio de lo que acaso quisiera ese peligroso juego de hacer versos, por volver a citar a Gil de Biedma. Por eso se ríe ante todo de sí mismo, si bien por sus enumeraciones caóticas pasan o pasamos casi todos.
Ligados a una línea de larga tradición en la poesía española, los poemas desenfadados y humorísticos de Artieta nos sirven para descansar de asuntos más serios y de poesías más graves. (O no, según se lea.) Lo mismo le pasará, supongo, a Jaime Gª-Maíquez, "compañero de esta broma ortónima que siguen sin creerse los más listos de la clase", según la dedicatoria del poema "Mierda de Artista", el verdadero autor de estos divertidos pero descarnados versos.