4.9.12

Farsa












Lee uno la prensa regional y no puede sino caer en la cuenta de que todo lo relativo a los premios Ceres de teatro se resume en oportunidad y triunfo. Esa noche, vienen a decir algunos, fuimos, gracias a ese acto, el centro del mundo. Un enfervorecido Alonso de la Torre, por ejemplo, director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura (ESAD), decía ayer en su columna de HOY: "La gala de entrega de premios fue un éxito apabullante, creo que ha sido el evento cultural con más poder de convocatoria que se ha celebrado nunca en Extremadura. El desfile de estrellas (la mayoría con vitola de izquierdas) era casi exagerado y la retransmisión por tres canales de televisión supuso un impacto publicitario inconmensurable". ¿Exceso, frivolidad, desvarío? ¿Síndrome del alto cargo? No, al parecer, se trata de una opinión.
Sin embargo, si uno se acerca a las redes sociales -visito algunos blogs y paso de vez en cuando por Facebook-, deduce que la basca está muy enfadada con la ostentosa celebración del (casi) millón de euros. Por inoportuna y populachera, fundamentalmente, a pesar de que el influyente periodista especializado en su suegra opine, como los que "mandan" en Extremadura, todo lo contrario, remordimientos y complejos mediante.
Me preocupa esa desconexión entre lo que informa la prensa y lo que opina la calle. El silencio a la crítica. Tanto como me extraña que los teatreros, acusados por los populares de connivencia con los socialistas (y más), se hayan prestado con tanta alegría a participar en la velada. Siquiera sea previo pago de viaje y estancia. Aunque, como el productor Seoane o la actriz Amparo Baró, se declaren votantes del PP.  Sí, ya sé que lo de actuar es lo suyo, pero... Será por eso que uno ha sido siempre incapaz -que Lama me perdone- de amar como es debido ese antiguo arte. De darse a esa farsa.