6.9.12

¡Vengan premios!

Ya lo he dicho alguna vez: llegados a este punto, es un honor que no te den un premio, una medalla o algo similar. El exceso galardonístico patrio ha convertido la excepción en norma y que te condecoren ha llegado a ser una auténtica vulgaridad. En rigor, no se debería hablar de distinciones. Al revés, lo que te diferencia es no ir con un galardón a cuestas. Entraría en materia sacando a colación varios ejemplos recientes, pero mejor me callo.