22.11.12

Abandonos

Primero fue el norteamericano Philip Roth quien dijo que se retiraba. Luego, el húngaro Imre Kertész. No es frecuente que un escritor abandone y menos, según creo, mediante comunicado. Pertenecen a un gremio que siempre, o casi, ha presumido de morir "con las botas puestas". Eso ha dado grandes obras y no pocos fiascos. Borges fue a más. Otros a menos, o a casi nada. Ni Roth (me gustó, por cierto, su discurso en diferido para el Príncipe de Asturias) ni Kertész son jóvenes: 79 y 83 años, respectivamente. Su actitud parece una respuesta a esa imposición de los gobiernos actuales, empeñados en hacernos trabajar al resto de los mortales hasta la más avanzada vejez.
Recordaba Ricardo Fresán (que, como Muñoz Molina, se ocupaba en los suplementos sabatinos del caso Roth) lo que el nortemericano piensa acerca del futuro de la lectura, un hábito, según él, que "se ha esfumado". "Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura… Hemos perdido la guerra", añade. "En veinte años la lectura será un culto... Los lectores van a desaparecer. Seguirá habiendo novelistas que seguirán escribiendo, pero serán leídos por menos y menos gente". Eso si no llega antes el fin del mundo, añado yo. Dan ganas de decir "apaga y vámonos".